Los hechos se suceden – uno a uno – y todos tienen el mismo corte, los problemas derivados de la elección para presidente de la ANFP, la primera huelga mapuche, Barrancones, el levantamiento de Magallanes por el alza de gas en la decima segunda región del país, la situación de Jacqueline Van Rysselberghe que termino con su renuncia, el caso KODAMA el cual aun no sabemos en que terminara, el caso de las bombas lacrimógenas que fueron prohibidas y 3 días mas tarde aceptadas nuevamente, el caso del ciudadano pakistaní que fue acusado de todo lo que era imaginable hasta que tuvo que ser dejado en libertad por el poco peso de las pruebas. ¿Qué tienen en común todas estas cosas? las que he mencionado, en ninguna de ellas – la gente original – el que impulso las protestas sobre esas situaciones fue la oposición institucionalizada, o sea la Concertación.
Todos los casos o fueron errores originados por la propia coalición de gobierno o fueron cosas generadas a partir de decisiones de la propia gente. Lo que ocurre con el caso Hidroaysén es igual, la génesis del movimiento ha sido la gente, las redes sociales, la forma en que se han comunicado y tienen hoy – por la tarde – una nueva movilización que no sabemos cuál será su resultado pero donde senadores, diputados han tratado de seguir su huella, sin embargo no han estado nunca a la altura de lo que las personas – civiles – han definido.
Cuál es la única victoria que puede contar la Concertación como oposición hasta ahora – según mi lupa – es una bastante importante después de todo, es que el gobierno sigue considerando a la oposición como exclusivamente la oposición institucional y se refieren a estos todo el día como si fueran la única oposición. Este país cambio – diametralmente – como están cambiando todos los países del mundo, hoy hay muchísimas formas de ser opositor sin necesidad de compartir los ideales de la Concertación o el comunismo, porque que el gobierno dispare en contra de los 2 sectores antes mencionados, bueno eso es el juego meramente político, pero nada se dice de los problemas de fondo, hacia algunas cosas que hace el gobierno y en que las personas comunes se ven directamente involucradas para bien o para mal.
Seguir cayendo en esto – equivocarse en esto – es seguir creyendo que lo equivalente a lo institucional involucra todo y que lise y llanamente el resto no existe, pero no, lo que está ocurriendo es algo difícil de aquilatar, es difícil de predecir, no se advierten liderazgos claros, no se advierten personas que se posen sobre un pedestal y dirijan. Este panorama es lo más cercano a lo ocurrido el 11 de mayo de 1983, en plena dictadura militar se llamo a una protesta – gestionada por los trabajadores del cobre – y dicha protesta partía con un paro que nunca se realizo y finalmente se llamo a manifestarse “como sea”, ninguno de los partidos políticos de oposición – por ese entonces ilegales – apoyo la protesta. Nadie pensó que de esa protesta – la primera de muchas – resultaría algo serio, todo emanado de un joven Rodolfo Seguel – en ese entonces presidente de los trabajadores del cobre – y termino siendo una tremenda protesta, fue el pie para las protestas mensuales multitudinarias y sentó las bases para el plebiscito de 1988.
En ese entonces si se coopto el movimiento de la gente y rápidamente lo capitalizaron los partidos políticos y la oposición formal, ahora la gente está saliendo y no necesariamente se sienten representados por lo que es la oposición institucionalizada y eso es una cosa que – imagino – debe tener perplejos al gobierno que continua hablando como si la oposición fueran solo quienes votan en el senado – pero más importante aun – también debe tener complejo a las personas que están en la vereda de en frente a pesar de tener records negativos sobre termoeléctricas e hidroeléctricas durante muchos años y que apoyaron exactamente lo que hoy la gente no quiere aceptar más.