miércoles, 8 de junio de 2011

¿Yo?, me quedo con mi apellido

¿Se sintió alguna vez discriminado en un proceso de selección de personal por no tener un apellido de alcurnia?, ¿se sintió acaso corriendo en desventaja contra alguien de apellido con prosapia?, muchos en Chile - creame - se han sentido así. Es un fenómeno viejo, típico en un país que a juzgar por su desmedida segmentación social establece una especie de "apartheid" que nos recuerda que todos - usted, yo - todos, tenemos un lugar en este país, reflexione y se dará cuenta.


Si su apellido es alemán, bien, si es vasco vinoso, espectacular, si es francés, de perlas, si es ingles, la raja. Por algo es que muchos en Chile estilan adherir o sumar el segundo apellido cuando el apellido paterno carece de blasones, Rojas-Vénder, Pérez-Walker o Pérez-Bannen, es que precisamente lo que falta en este país es estirpe, aun hoy en las bucólicas campiñas de las vascongadas o de la barra, polulan muchos campesinos Larrain, Errazuriz, Undurraga, pobretones todos, pastores que huelen a bosta de caballo y pensar que en España los verdaderos nobles llevan apellidos como Gutiérrez o Jiménez, ¿no me cree?, averigüe.


Los vascos que a mediados del siglo XVIII llegaron a Chile no provenían de familias de estirpe, eran hábiles comerciantes que se enriquecieron y entraron al país adquiriendo un título nobiliario para que les creciera el pelo y eso es todo, los alemanes en el sur, los croatas en Magallanes, los británicos de Valparaiso y los italianos del Cerro Barón, si eran tan bacanes, para que diablos se vinieron a vivir al país más remoto del planeta, Años atrás en una teleserie de TVN el protagonista era un aspirante a pije con apellido Sullivan, cuando en el concierto europeo tener apellido irlandés siempre a sido mirado con desden y es que da igual el apellido, el caso de Juan Cristóbal Foxley lo deja bastante clarito, pero hay casos peores, Arturito Longton, incapaz de aprenderse el himno nacional y multiplicar por mas de 1 dígito, en las altas esferas del poder tenemos exitosos empresarios de origen árabe que aun no logran su membrecia en el club de la Unión y eso, eso es racismo puro y duro.


Se extraña ahora porque en sectores populares gustan de ponerle nombres gringos a los cabros chicos, Jonaxa, Kimberly, Scarlet, Byron, Kevin y tantos otros, fue así, es así y lo mas probable es que siga siendo así.