Se estableció un desafió que puede probar ser una de las cosas más contra producentes e inimaginables para este gobierno. Con la intención de proteger la propiedad pública y privada, con miras de proteger la arteria más importante de Santiago, La Alameda, el Ministerio del Interior decidió no autorizar más una manifestación por dicha avenida.
La respuesta de los estudiantes a sido desafiar esta medida, lo que deja todo – otra vez – entregado a un tira y afloja, que por el lado en que se mire solo traerá perdidas. Perdida al gobierno, porque los estudiantes intentaran marchar y al ser reprimidos, los manifestantes se radicalizaran, vendrán los enfrentamientos con carabineros y por consiguiente, destrozos a la propiedad publica y privada, congestiones y delitos. Los estudiantes también se verán afectados, porque la manutención de marchas y tomas en la medida que se muestren las escenas de violencias en las calles – que serán el plato fuerte de los noticieros – quedaran como buscando una paralización, sin más fondo que no tener clases y siendo manipulados por sectores políticos mas radicales.
Es un juego en teoría – un mal juego – es como quien salta ultimo de un auto antes de que este caiga al abismo, se quiere ver quien será el ultimo lado en ceder. Cuando 2 adultos juegan a esto, es casi una estupidez, cuando un adulto y un joven hacen esto, es franca y derechamente imbesil.
Esta establecido un gallito, una especie de desafió, donde unos dicen que se debe afianzar la autoridad, los otros se escudan en la constitución y defienden el derecho a marchar. Por lo tanto esto queda entregado a lo que vaya sucediendo, a la realidad de la calle y esto tiene efecto sobre la imagen de los estudiantes y también repercute en la imagen del gobierno y como enfrenta la actual situación.