martes, 15 de septiembre de 2009

Con Boeninger muere la transición.

Su nombre, Edgardo Boeninger. Figura política calificada como el arquitecto de la transición a la democracia y lo cierto es que si lo fue – que duda cabe – una persona que tuvo gran influencia, siendo independiente – políticamente - fue elegido rector de la Universidad de Chile con amplias votaciones y eso lo transformo en “figura publica” dentro de nuestro país.

De profesión ingeniero, bastante “frió” en sus razonamientos, de esos que nunca son embargados por la pasión y el descontrol – en definitiva, todo un ingeniero – Hizo su ingreso a la Democracia Cristiana ya ocupando dicho cargo en la casa de estudios, separado y agnóstico, una personalidad bien curiosa, en fin, todo esto era parte de su pragmatismo.

Ahora, 2 detalles de su vida que vale la pena mencionar, cuando estaba la Dictadura Militar el dirigía el Centro de Desarrollo (CED) que fue fundado por Gabriel Valdez Subercaseux el cual era partidario de que a Pinochet había que “botarlo” mediante movilizaciones sociales, la resistencia pacifica, y fundamentalmente la desobediencia civil. Boeninger quien veía a Valdez – incluso – como su mentor, en un momento dado elabora un documento a fines de los 80, el cual dice “momento, aquí hay que irse por la vía electoral” se debía entonces tomar la decisión de marchar pero esta vez por la institucionalidad del propio Régimen Militar, derecho a un plebiscito y después ganar las elecciones. O sea había que derrotar al régimen con sus “propias armas”. Finalmente ese planteamiento gano espacio y termino siendo así.

Cuando asumió Patricio Alwyn, Boeninger fue su brazo derecho. De la recordada “triada” Krauss, Correa y Boeninger, el más cercano al presidente de aquel entonces era sin duda Edgardo Boeninger. Con esa misma frialdad – que lo caracterizaba – la que le permitía nunca alterarse en ninguno de los escenarios – el siempre a lo mas, hablaba de “turbulencias” – jamás se asusto, sabia de ante mano que un nuevo golpe militar era imposible de llevar a cabo en ese momento, ya que no tenían ni el apoyo externo ni mucho menos el interno, como si lo tuvieron en 1973. Por consiguiente, no era un escenario posible, tampoco había que tirar demasiado la cuerda, entonces diseño un tipo de transición sin movilizaciones sociales.

Frente a un país ya acostumbrado a las marchas, paros y protestas, además de antagonizado, la idea era que una elite manejara la transición y que los chilenos volvieran a sus casas y confiaran en sus cuadros de dirección. Esto último caracterizo el proceso de transición a la democracia, el cual tuvo un gran efecto en el mediano y corto plazo porque permitió a la clase política avanzar hasta casi el año 2000, sin oposición alguna. Aquí recién se comenzaron a abrir debates y aparecen ciertos gérmenes de tipo “organización social”.

Hasta el día de hoy, nuestro país sigue amarrado a esa transición social dirigida por las cúpulas que
– francamente – esta agotada. El diseño de Boeninger, muere con Boeninger. Muere el diseño en el cual la clase política podía dirigir los destinos del país sin preocuparse mucho de lo que pensaran los chilenos, que obedientes y temerosos de la dictadura militar – de que esta pudiese volver – aceptaron someterse a los dictámenes de esa elite política.

Se muere Boeninger y coincidentemente muere el sistema que el creo y diseño, la Concertación hoy por hoy no ya no existe. Los mas optimistas – cada vez menos – dicen que están en primarias y que en la segunda vuelta recién aparecerá su candidato. La verdad es que la crisis es mucho mayor a eso. Es que el país cambio, cambio y lo reflejo en un ultimo dato, es el propio Eduardo Freí (candidato oficialista) es el que propone una “nueva constitución”, esto solo es reconocer que esta transición se agoto y ese Chile del cual Boeninger fue arquitecto, se termino.