Hace una semana escribí un artículo para cierta revista del mundo político, el artículo se llamaba “La emboscada”, trataba de las exclusiones mutuas, de grupos que teóricamente tienen mucho más de unión en su horizonte que de división – repito, teóricamente – Algo así planteo hoy el cientista político Patricio Navia cuando señalo que, entre Marcos Enríquez-Ominami y Eduardo Frei, hay una distancia mucho mas corta que entre cualquiera de estos 2 y Sebastián Piñera.
Sin embargo, lo que aparece publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, parece ser una idea total y absolutamente distinta. Pregunta muchachos ¿creen ustedes posible que 2 candidatos, que provienen del mismo tronco histórico – en términos de coalición – que han estado en el mismo bando durante 19 años, que han compartido el congreso y algunas de las leyes mas importantes, que a la hora de la verdad cuando tienen comandos distintos, posturas distintas, carreras presidenciales distintas, puedan generar una situación de rivalidad tal, que eventualmente lo que los separa sea tan poderoso, que prefieran no entregar sus votos al “ex aliado” antes que ceder en lo que ha sido la rivalidad durante esta campaña presidencial? La respuesta para esta larga pregunta es una sola: si, es perfectamente posible.
Cuando uno hace campañas presidenciales, donde empiezan a diseñarse estrategias sobre la base de avanzar en aquello que se puede ganar, dentro de un espacio común, llega un momento dado en que tanto la campaña de Enríquez-Ominami, como la de Frei no se reconocen como potencialmente complementarias. No se reconocen como potencialmente apoyadores, en caso de que uno u otro pase a segunda vuelta y puede perfectamente – sin ningún tipo de remordimientos – la situación en que, algunas personas de cada uno de los comandos y las preferencias, opte por anular o simplemente dejar el voto en blanco, antes de ceder a la campaña con la cual se ha ejercido un grado de adversidad, prácticamente desde marzo de este año.
Así las cosas, lo que dijo Marco Enríquez-Ominami puede no ser factor en la informalidad de la entrevista, pero en materia de la probabilidad que esto ocurra, yo creo que es lo mas cercano a la realidad.
Sin embargo, lo que aparece publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, parece ser una idea total y absolutamente distinta. Pregunta muchachos ¿creen ustedes posible que 2 candidatos, que provienen del mismo tronco histórico – en términos de coalición – que han estado en el mismo bando durante 19 años, que han compartido el congreso y algunas de las leyes mas importantes, que a la hora de la verdad cuando tienen comandos distintos, posturas distintas, carreras presidenciales distintas, puedan generar una situación de rivalidad tal, que eventualmente lo que los separa sea tan poderoso, que prefieran no entregar sus votos al “ex aliado” antes que ceder en lo que ha sido la rivalidad durante esta campaña presidencial? La respuesta para esta larga pregunta es una sola: si, es perfectamente posible.
Cuando uno hace campañas presidenciales, donde empiezan a diseñarse estrategias sobre la base de avanzar en aquello que se puede ganar, dentro de un espacio común, llega un momento dado en que tanto la campaña de Enríquez-Ominami, como la de Frei no se reconocen como potencialmente complementarias. No se reconocen como potencialmente apoyadores, en caso de que uno u otro pase a segunda vuelta y puede perfectamente – sin ningún tipo de remordimientos – la situación en que, algunas personas de cada uno de los comandos y las preferencias, opte por anular o simplemente dejar el voto en blanco, antes de ceder a la campaña con la cual se ha ejercido un grado de adversidad, prácticamente desde marzo de este año.
Así las cosas, lo que dijo Marco Enríquez-Ominami puede no ser factor en la informalidad de la entrevista, pero en materia de la probabilidad que esto ocurra, yo creo que es lo mas cercano a la realidad.