La presidenta Bachelet ha enviado al congreso 3 proyectos de ley, los cuales tienen como fin recoger la diversidad étnica existente en nuestro país y elevarla a un plano institucional, esto no merece menos que aplausos – punto bueno para la gordi – El problema es que olvido el detalle, que casualmente siempre se olvida en esta materia y es que cuando se quiere dar un reconocimiento a un grupo étnico – en este caso serian 8 – hay que darles espacio a los mismos para participar, claro, se les debe tomar en cuenta para la elaboración de dichos proyectos – punto en contra para la gordi –
La institucionalidad creada no solo debe ser la visión del estado – en este caso hacia los grupos beneficiados – si no que esta debe recoger la visión de los propios grupos beneficiados en la institucionalidad, cosa que aquí se olvido completamente. Ya de hecho ha habido una primera reacción de rechazo, de los voceros más representativos – o al menos los que nosotros conocemos – de los grupos originarios porque no fueron tomados en cuenta, en la definición de un Ministerio encargado de los temas indígenas, por lo tanto no tiene la visión, esa sensibilidad. Que tipo de tema, que tipo de concepción, como se toman las decisiones, cuales son los puntos de vista, nada de esto esta recogido, solo esta la visión del estado, o sea una vez mas solo lo que la clase política esta dispuesto a dar al mundo indígena, pero no lo que el pueblo indígena – los pueblos en el caso de Chile – están demandando.
Un segundo detalle, el proyecto se hace en un momento de enorme conflictividad en la zona, lo que nunca es bueno, las expectativas en estos momentos de tensión suelen subir – dispararse – y por lo mismo, todo al final del día parece ser poco. Se imponen las posiciones más radicales y por consiguiente, al final, el esfuerzo de crear una institucionalidad que recoja ese mundo y que le de reconocimiento en su organización como estado, termina finalmente distorsionada. Esto es otro problema, actuar bajo la presión y con la desesperación del tiempo perdido, porque las cosas no se hicieron cuando correspondían con visión de estado, y se aprendió en un momento dado a mirar el mundo de otra manera, y a reconocer su función institucional, sin que esta exprese realmente una diversidad cultural.
Entonces el gran defecto de origen, de este enorme esfuerzo que se ha hecho – que si bien es cierto, como esfuerzo es razonable e interesantísimo – vuelve a tener la falla de siempre y esa es una lección, una invitación a darnos cuenta una vez mas que, nuestra clase política es incapaz de recoger, entender y analizar lo que esta pasando en el Chile real. Al final, todo es como siempre, demasiado bueno para ser cierto.
La institucionalidad creada no solo debe ser la visión del estado – en este caso hacia los grupos beneficiados – si no que esta debe recoger la visión de los propios grupos beneficiados en la institucionalidad, cosa que aquí se olvido completamente. Ya de hecho ha habido una primera reacción de rechazo, de los voceros más representativos – o al menos los que nosotros conocemos – de los grupos originarios porque no fueron tomados en cuenta, en la definición de un Ministerio encargado de los temas indígenas, por lo tanto no tiene la visión, esa sensibilidad. Que tipo de tema, que tipo de concepción, como se toman las decisiones, cuales son los puntos de vista, nada de esto esta recogido, solo esta la visión del estado, o sea una vez mas solo lo que la clase política esta dispuesto a dar al mundo indígena, pero no lo que el pueblo indígena – los pueblos en el caso de Chile – están demandando.
Un segundo detalle, el proyecto se hace en un momento de enorme conflictividad en la zona, lo que nunca es bueno, las expectativas en estos momentos de tensión suelen subir – dispararse – y por lo mismo, todo al final del día parece ser poco. Se imponen las posiciones más radicales y por consiguiente, al final, el esfuerzo de crear una institucionalidad que recoja ese mundo y que le de reconocimiento en su organización como estado, termina finalmente distorsionada. Esto es otro problema, actuar bajo la presión y con la desesperación del tiempo perdido, porque las cosas no se hicieron cuando correspondían con visión de estado, y se aprendió en un momento dado a mirar el mundo de otra manera, y a reconocer su función institucional, sin que esta exprese realmente una diversidad cultural.
Entonces el gran defecto de origen, de este enorme esfuerzo que se ha hecho – que si bien es cierto, como esfuerzo es razonable e interesantísimo – vuelve a tener la falla de siempre y esa es una lección, una invitación a darnos cuenta una vez mas que, nuestra clase política es incapaz de recoger, entender y analizar lo que esta pasando en el Chile real. Al final, todo es como siempre, demasiado bueno para ser cierto.