martes, 29 de septiembre de 2009

Que lo pongan donde se debe… en la iglesia.

Ayer escuche – extrañado, créanlo – a la alcaldesa de Recoleta, la señora Sol Letellier hablando sobre la cuestionada estatua del papa Juan Pablo II, si, aquella que mide 12 metros – la altura de un edificio de 5 pisos – y solo para entregar algunos datos para los que no están muy enterados del tema, el monumento será instalado en Plaza Los Artesanos la que se encuentra justo en Pionono con Bellavista, plaza que actualmente esta en remodelación con un proyecto que incluye un terreno de 13.000 metros cuadrados. Todo esto auspiciado por Universidad San Sebastián, que dicho sea de paso es la misma que auspicio la construcción de la estatua gigante.

Varias cosas para comentar, primero preguntarse ¿por qué en Chile hacemos la estatua de Juan Pablo II más grande en el mundo? dato no menor y muy freak, lo segundo, cuantos vecinos – no solo particulares – conocen en su totalidad el proyecto de remodelación ¿cuántos?, ¿quiénes saben de la estatua?, ¿quiénes saben quien es la empresa que se adjudico el proyecto de construcción?, ¿cuántas veces son consultado los vecinos?, ¿se recoge su opinión o se hacen plebiscitos? Ya ocurrió antes en Vitacura, donde el alcalde no pudo hacer modificaciones en el plano regulador y esto se logro a través de una consulta pública, también pasó en Nuñoa donde las autoridades se vieron obligadas a definir un plano y darlo a conocer para ahorrarse las protestas de turno por el cierre de la plaza Juan Moya en desmedro de la construcción de un liceo, esto demuestra que los gobiernos regionales pueden involucrar a los vecinos en las decisiones, aunque esto ocurre la minoría de las veces.

Quiero hacer ahínco en otro aspecto de la situación, ¿por qué una estatua de Juan Pablo II, que es un representante de la iglesia católica?, ¿por qué en un país donde no todos somos católicos, se eligen monumentos religiosos? Hasta donde yo se somos una sociedad laica y la plaza Los Artesanos tiene la condición de “plaza publica”. No tengo nada personal contra la religión católica – finalmente todos creemos en dios – pero creo firmemente que los símbolos de dicha religión, deben estar dentro de las iglesias o en lugares privados donde se profese esta religión.

Si la Universidad San Sebastián se gasta muchas lucas financiando este monumento, ¿por qué lo coloca en un lugar publico y no en el patio de su sede, ahí mismo en Bellavista? Y la señora alcaldesa ¿por qué no lo cuestiona?, mas bien lo apoya, quizás a ella le parece muy bien la estatua – y a lo mejor a muchos otros en Recoleta – ¿pero quien escucha hoy a los que no compartimos ese pensamiento?.