Hoy hemos visto a través de todos los medios la desesperación de una mujer, madre de la niña – de tan solo 14 años – que fue violada el 18 de septiembre pasado cuando regresaba a su casa en la comuna de La Reina. La menor – quien caminaba junto a su pololo, que fue duramente golpeado – venia de ir al cine. Sin duda habrá una antes y un después no solo para ella, si no para todos quienes la rodean. Viene un proceso psicológico, además del policial y judicial.
Pero la principal pregunta es ¿Cuánto debe padecer una mujer violada en Chile hoy en día? Y es aquí donde quiero detenerme, la madre de la menor dijo no haber encontrado la píldora del día después en ninguna farmacia y que solo en la Clínica Alemana – donde fue atendida su hija – los médicos hicieron “una combinación de hormonas” para asistir a la niña con un anticonceptivo de emergencia.
¿Qué paso? La madre de la menor como busca un anticonceptivo que se reparte – al menos así debiera ser – en el sistema publico en caso de violación, en la practica esto significa esperar un par de horas, exámenes de rigor y la posterior entrega del fármaco. Aunque su hija de 14 años había sido violentada sexualmente esa misma noche. Entonces busca en farmacias para comprar – con receta – pero el fármaco no esta. Especialistas como el diputado Acorssi han reconocido que después de la decisión tomada por el Tribunal Constitucional, la cual prohibió la entrega de dicho fármaco en Consultorios, los laboratorios simplemente se restaron de reponer el fármaco para “evitarse problemas”.
En la práctica entramos a discutir en política algo netamente valorico, no nos hacemos cargo de la realidad. ¿Cuál es la realidad? La que muestra la madre de esta menor que fue brutalmente violada y que con plazo de horas necesitaba evitar un mal mucho mayor para su hija, un embarazo. Que estupida, que sin sentido, que estéril me parece la discusión sobre la píldora del día después cuando nos vemos enfrentados a casos de mujeres – y niñas como en este caso – que han sido violadas.
Los políticos deben entender que no se legisla para imponer sus propios “criterios religiosos” por sobre los demás, se debe legislar para hacer frente a la realidad y así mejorar la calidad de vida de quienes la habitamos.
Pero la principal pregunta es ¿Cuánto debe padecer una mujer violada en Chile hoy en día? Y es aquí donde quiero detenerme, la madre de la menor dijo no haber encontrado la píldora del día después en ninguna farmacia y que solo en la Clínica Alemana – donde fue atendida su hija – los médicos hicieron “una combinación de hormonas” para asistir a la niña con un anticonceptivo de emergencia.
¿Qué paso? La madre de la menor como busca un anticonceptivo que se reparte – al menos así debiera ser – en el sistema publico en caso de violación, en la practica esto significa esperar un par de horas, exámenes de rigor y la posterior entrega del fármaco. Aunque su hija de 14 años había sido violentada sexualmente esa misma noche. Entonces busca en farmacias para comprar – con receta – pero el fármaco no esta. Especialistas como el diputado Acorssi han reconocido que después de la decisión tomada por el Tribunal Constitucional, la cual prohibió la entrega de dicho fármaco en Consultorios, los laboratorios simplemente se restaron de reponer el fármaco para “evitarse problemas”.
En la práctica entramos a discutir en política algo netamente valorico, no nos hacemos cargo de la realidad. ¿Cuál es la realidad? La que muestra la madre de esta menor que fue brutalmente violada y que con plazo de horas necesitaba evitar un mal mucho mayor para su hija, un embarazo. Que estupida, que sin sentido, que estéril me parece la discusión sobre la píldora del día después cuando nos vemos enfrentados a casos de mujeres – y niñas como en este caso – que han sido violadas.
Los políticos deben entender que no se legisla para imponer sus propios “criterios religiosos” por sobre los demás, se debe legislar para hacer frente a la realidad y así mejorar la calidad de vida de quienes la habitamos.