jueves, 8 de octubre de 2009

¿Sirve de algo?... no de mucho

¿Qué tanto se puede crecer en la popularidad presidencial? De acuerdo al estudio para el mes de Septiembre en ADIMARC, el 76% de la población afirma aprobar la gestión presidencial, no existen registros similares en la historia política de Chile, así lo hace ver la propia encuesta.

¿Qué tanto se puede llegar? y ¿qué significa, desde el punto de vista de una competencia electoral? Una de las cosas más dramáticas – probablemente – en política representativa, debe ser, cuando alguien de la misma colación tiene una popularidad gigantesca y quien pretende hacer una continuidad de su obra, formando parte – exactamente – del mismo conglomerado, no alcanza a generar ni la mitad de lo que obtiene, la presidenta de la republica.

Seguramente argumentaras “es que la popularidad de la presidenta, se divide en 2 candidaturas que están históricamente ligadas a la Concertación”. Pero ni aun así, la suma de Marco Enríquez-Ominami con Eduardo Frei alcanzaría, se quedan cortos por al menos 20 puntos para lograr la empatia generada por la gordi.

De que sirve que la presidenta sea extraordinariamente popular, si no puede generar herencia, uno puede hacerse esa pregunta, si eventualmente puede ganar Sebastián Piñera – cosa que debiera ser así – seguro es un drama para el actual gobierno. Créanme que en Chile, si como anuncian las encuestas, la primera opción para ser presidente la tiene el candidato de oposición, no deberían pasar más de 6 o 7 meses, para que los “intelectuales analistas” de la Concertación, hagan responsable a quien tenía una popularidad enorme y no fue capaz de trasmitirla. Esas son las cosas crueles, el lado amargo que tiene el mundo político.

Entonces al final del día, cuando todos digan: tanta popularidad que tenia la presidenta, no podía haber traspasado algo a don Lalo o ha Marquito, la respuesta es no, en las democracias – afortunadamente – los que deciden traspasar los votos, son sencillamente quienes acuden a las urnas y no los personajes o lideres políticos, por muy populares que sean.