viernes, 2 de octubre de 2009

Tragedia del Tatio

Voy a contar una historia, un grupo de vecinos, comunidades indígenas, pequeños empresarios del turismo, organizaciones ciudadanas y algunos científicos le dijeron a la autoridad; sabe es medio innecesario aquí, la idea no es mala, pero no aquí. A que se referían ellos, a los centros de energía geotérmica.

Ocurre que en Chile hay por lo menos unos 300 lugares – si, leíste bien 300 – lugares a lo largo de nuestra fastuosa cordillera donde hay campos de energía geotérmica fantástica, entonces ¿para que acá? Más que mal, es el segundo lugar natural de atractivo turístico en Chile, al cual llegan más de 100.000 turistas. Su gente, en una zona que más bien tiende a despoblarse, tiene una actividad – motivo – más relevante para el desarrollo nacional, manteniendo el equilibrio de ocupación del espacio, las zonas fronterizas, o sea hay una visión y un estilo de vida en esta zona, entonces no aquí. Ya se que se están preguntando desde el comienzo ¿no aquí que cosa? Ponerse a explotar la energía geotérmica justo en el Tatio, que como dije antes, es el segundo atractivo natural más importante del país después de Isla de Pascua. Además permite generar toda una actividad económica y ocupamiento del espacio en zonas donde prácticamente ya no queda nadie – producto de las migraciones a las grandes ciudades – o sea que además tiene hasta factores geopolíticos involucrados.

También hay que mencionar que en este lugar se mantiene un estilo de vida atractivo, un estilo de vida equilibrado, donde pequeñas y medianas empresas han encontrado un sentido y una rentabilidad, entonces ¿por qué aquí? Tal vez porque se llego al convencimiento de la importancia de la energía geotérmica, tema que nadie pone en discusión, el tema es ¿por qué aquí? – se que soy majadero – pero es lo único que cabe preguntarse, una y otra vez. Más si sabemos de la existencia de 300 campos similares o incluso mejores, pero como siempre las autoridades se dejaron llevar por las presiones, intereses económicos, argumentaron que la ley no les permitía decir que no, además los técnicos que se comprometieron con ese proyecto de exploración – en la zona del Tatio – convencieron a todo el mundo que no pasaba nada – cuantas veces el chileno dice “no si no pasa nada” – cuando en realidad si pasaban cosas, entonces cuando se dieron cuenta de que ocurrían, les dijeron que eso “no era tan grave, esto se puede controlar”.

Lamentablemente hoy en día, vemos el daño causado sin ningún control, entonces recién ahora la autoridad empieza a ser el mea culpa – solo ahora – y como si no bastara con eso, comienza a desligar su responsabilidad. Resulta que ahora todos se opusieron, a todos les pareció insensato, pero ahora, es lo mismo que pasa en cuanta actividad conocemos donde queda “la grande” y los que autorizaron, dando argumentos como que: no podían hacer si no otra cosa que autorizar, ahora encuentran que el proyecto jamás debió ejecutarse. Aquí termino la historia.

Entonces la pregunta, de esta breve columna sobre la “tragedia del Tatio” es ¿cuándo será el día que la autoridad entenderá que debe – esta en la obligación – de comunicarle a las autoridades ambientales del país, que deben cumplir su rol?, que es proteger los recursos naturales que tenemos, como parte del patrimonio natural, como patrimonio cultural y que se justifiquen para lo que fueron creados que es nada mas que proteger y garantizar la preservación de ecosistemas – que de antemano sabemos frágiles – que son únicos en el mundo. ¿Qué tenemos que hacer? aun no encuentro la respuesta.