El gran complejo nuclear de Chernóbil era el más potente del mundo - hasta hoy en día - el reactor 4 comenzó a funcionar a pleno rendimiento en 1983 y algunas publicaciones clandestinas advirtieron de sus deficiencias, Nicola Foami - ingeniero jefe - aseguro ante los rumores que la planta era totalmente segura y que la posibilidad de fundirse era 1 entre 10.000.000 y la posibilidad acababa de ocurrir. Hoy en día solo se puede explorar un 25% de las instalaciones., 3/4 partes siguen siendo un misterio.
Bajo un gran sarcófago construido de forma heroica por más de medio millón de voluntarios continua latiendo el demonio viscoso de tonelada de sustancias tóxicas que siguen uniéndose, generando fusiones y procesos genéticos jamas vistos por el hombre. Existen las llamadas "patas de elefantes" que surgieron por alguna de las grietas, son formaciones de ese plasma letal capaz de contaminar el mundo si es que algún día fueran liberadas de está cárcel de hormigón.
La nube radio activa se desplazo al este y después al norte, en un momento dado formo una siniestra rosa de los vientos cuyos pétalos alcanzaron toda Europa, el primero en detectarla fuera de la Unión Soviética fue un soldado finlandés, estaba en un solitario puesto fronterizo y casi al mismo tiempo en la central nuclear de Forsmark en Suecia las alarmas de la entrada se encienden y llegan a niveles preocupantes al detectar altas dosis de radio actividad en las botas de un operador. En un principio y analizando las direcciones del viento, Ben Hellman - inspector de seguridad de Forsmark - cree que aquella mañana el Reino Unido ha sufrido un tipo de ataque nuclear, 20 minutos más tarde se confirma que el problema viene desde algún punto de la antigua Unión Soviética, se hace un llamado a las autoridades oficiales y ahí contestan con evasivas, es más, aseguran no saber nada, ahora preguntan directamente por Chernóbil y resiven el silencio absoluto cómo respuesta, en aquel momento se llevaban 10 horas luchando contra ese núcleo ardiente, pero siempre - según sus palabras - no querían extender el pánico, se le temía a esa reacción humana más que a la propia radiación.
Por todo lo antes mencionado no se ordeno la evacuación inmediata de la población de Pripyat, por eso sus parques seguían llenos de niños bajo la invisible y constante lluvia atómica. Sólo existe un registro rudimentario de ocurrido esa mañana, después de la noche de la explosión, la mayor parte de su metraje está agujerado por el impacto de la radiación, uno de los fragmentos recuperados muestran un par de soldados caminando por Pripyat con mascaras de protección, un ciudadano les pregunta por qué las llevan, ellos responden que se trata de un simple entrenamiento y siguen su camino en silencio.
Bajo un gran sarcófago construido de forma heroica por más de medio millón de voluntarios continua latiendo el demonio viscoso de tonelada de sustancias tóxicas que siguen uniéndose, generando fusiones y procesos genéticos jamas vistos por el hombre. Existen las llamadas "patas de elefantes" que surgieron por alguna de las grietas, son formaciones de ese plasma letal capaz de contaminar el mundo si es que algún día fueran liberadas de está cárcel de hormigón.
La nube radio activa se desplazo al este y después al norte, en un momento dado formo una siniestra rosa de los vientos cuyos pétalos alcanzaron toda Europa, el primero en detectarla fuera de la Unión Soviética fue un soldado finlandés, estaba en un solitario puesto fronterizo y casi al mismo tiempo en la central nuclear de Forsmark en Suecia las alarmas de la entrada se encienden y llegan a niveles preocupantes al detectar altas dosis de radio actividad en las botas de un operador. En un principio y analizando las direcciones del viento, Ben Hellman - inspector de seguridad de Forsmark - cree que aquella mañana el Reino Unido ha sufrido un tipo de ataque nuclear, 20 minutos más tarde se confirma que el problema viene desde algún punto de la antigua Unión Soviética, se hace un llamado a las autoridades oficiales y ahí contestan con evasivas, es más, aseguran no saber nada, ahora preguntan directamente por Chernóbil y resiven el silencio absoluto cómo respuesta, en aquel momento se llevaban 10 horas luchando contra ese núcleo ardiente, pero siempre - según sus palabras - no querían extender el pánico, se le temía a esa reacción humana más que a la propia radiación.
Por todo lo antes mencionado no se ordeno la evacuación inmediata de la población de Pripyat, por eso sus parques seguían llenos de niños bajo la invisible y constante lluvia atómica. Sólo existe un registro rudimentario de ocurrido esa mañana, después de la noche de la explosión, la mayor parte de su metraje está agujerado por el impacto de la radiación, uno de los fragmentos recuperados muestran un par de soldados caminando por Pripyat con mascaras de protección, un ciudadano les pregunta por qué las llevan, ellos responden que se trata de un simple entrenamiento y siguen su camino en silencio.