En los próximos 40 años aquellos países que no logren sostener su aparato productivo con energías limpias están fritos y no hay más. Energías que requieren un fuerte impulso al I+D – eso que llaman investigación y desarrollo – y eso le hace falta a Chile para ser un país desarrollado y dejar de ser ese país que vive de la extracción minera y de la tala de pino y eucaliptus.
Chile se quedo debajo de la industrialización, se subió tarde a ese tren, ¿nos pasaremos otro siglo mascando la hucha?, aun estamos varados en la estación del sub desarrollo. Esta matriz – por cierto predatoria – por su tramado institucional no solo está plagada de incentivos perversos, es más, está diseñada para sostener el modelo de desarrollo que ya tenemos el cual brilla por su inequidad y por sus anomalías como ha ocurrido por ejemplo en la concentración de la riqueza, en el fondo es meterle fichas, Chile resigna así una opción de dar el salto al primer mundo.
Es un tema de fondo, las energías renovables no convencionales generan un efecto multiplicador en un país como el nuestro, obliga a capacitar cuadros, preparar capital humano, mejorar el sistema educativo, darle a las ciencias duras como la física, mejora la calidad del empleo, rompe la actual inercia remolona y así suma y sigue. Bueno, lo han dicho todos, el banco mundial, la Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo, así lo dijo el titular de este organismo años atrás que no era un pregonero del marxismo precisamente – de esos hippies, marihuaneros, partidarios de encender velitas y vivir como antaño en Horcón – no, pasa el tiempo y nos negamos a dar el salto, en realidad no hay políticas públicas en esta materia pero además nuestros empresarios tienen un pequeño problemita cultural.
Todavía no aprendemos de las exitosas experiencias internacionales, cero, nuestro país – el jaguar – mete menos del 1% del PIB en investigación y desarrollo y eso que el aporte es fundamentalmente público, muchos no han reparado en el tema pero hace algunos días se supo que ENAB renuncio a seguir investigando en geotermia y vendió sus acciones – así una cachada – para dedicarse a lo clásico no mas, eso refleja el interés de los privados en el ya comentado I+D.
Seguimos pegados en lo mismo, imagínense el “terrible” desarrollo que le espera a la región de Aysén, si es cosa de mirar RALCO, o sea “cualquier” desarrollo, capaz que a ojos de los extranjeros pasemos por Suiza y vamos rezando cabritos, vamos rezando para que un investigador loco no nos invente el cobre sintético. En Chile históricamente se ha dado un mareaje que conjura nuestra opción de avanzar al verdadero desarrollo, un estado en general irresoluto, inconsecuente, débil y regido ahora por una constitución que reproduce desigualdades y miserias. Por otra parte un empresariado que no es tal porque no tiene el gen de la apuesta, no tiene arrojo, no es creativo y en cambio tiene un poder enorme de influencia – mala influencia –
Quizás no lo merecemos, quizás debamos quedarnos pobretones y jugando en segunda ya sea por acción u omisión, así que vallan – vamos – sacando pala y picota para ir a la mina y vallan – vamos – sacando serrucho para seguir cortando pinos y eucaliptus por los próximos 100 años, como siempre pasa aquí “falta la chaucha pal peso” y ese el signo mas trágico de nuestro país, es nuestra historia, es nuestra tara que arrastramos como un karma, como una maldición, escuchen, escuchen… era el tren y se nos paso de nuevo.