viernes, 14 de octubre de 2011

Ciudadanos de segunda clase

Este es un asunto que tiene muchas aristas, no es primera vez que se ve algo así, ya saben, un partido de fútbol, las barras, la ubicación del estadio, los vecinos, sus derechos, la negociación, presidentes de clubes deportivos, alcaldes, intendentes, en fin.

La corte a rechazado cualquier recurso, finalmente – como en un comienzo – el partido del día domingo se juega con las condiciones puestas por Universidad Católica, solo se entregaran – lea bien – 30 entradas a la hinchada de Colo Colo, en términos simples, la hinchada alba se queda fuera del estadio San Carlos de Apoquindo. Este estadio no es – claramente – el único estadio del país, sin embargo es el único que vive en polémicas permanentes, ahí simplemente no se juega ningún partido calificado de “alta convocatoria” o peligroso si se quiere. ¿Pasa esto en Independencia, La Florida o Ñuñoa? no, para otros vecinos no existen estas consideraciones, no se entiende muy bien si es por el peso del alcalde o el peso de los vecinos.

Después de mucho pensarlo Católica decidió jugársela – insistir – para que el partido contra Colo Colo se juegue en su propia cancha, pero este tiene tantas condiciones a su alrededor que claramente no será un encuentro normal, solo estará la hinchada local en las gradas, claro, la idea es – simplemente – que nadie llegue alterar el vecindario colindante con el estadio, nadie de Colo Colo. Insisto, este es un tema con demasiadas aristas, una de ellas recae sobre el alcalde de Las Condes que vocifera a los 4 vientos que el partido jamás debió permitirse, claramente el peso de ser alcalde de esta comuna es mucho mayor que si fuera el de cualquier otra, el barrio San Carlos de Apoquindo hace más presión que cualquier otro.

Cuando la intendenta de Santiago aprueba el partido y es criticada abiertamente por el alcalde, esta señala que aquí, en la región Metropolitana, no hay ciudadanos de segunda clase, claramente este es un deseo y no la realidad, todos tenemos muy claro que los ciudadanos en Santiago – en Chile en general – pesan distinto, existen unos de primera clase, otros de segunda y hasta de tercera. Otra arista es la de un estadio en ese barrio, para los vecinos es como una cárcel en las cercanías de sus casas, es verdad, muchos no desean un estadio al lado y son las casas cercanas las que muchas veces reciben devaluación por situarse en ese lugar. ¿Por qué ocurre esto? porque si existen muchísimos países donde los estadios no están lejos de las casa, por el contrario están en medio de estas, bueno, aquí la cosa es distinta porque jamás se han controlado las barras, así de clarito, son un factor importante para la convivencia y ni si quiera me he referido al partido en si.

Así a la pasadita, que nadie olvide la ley del consumidor, aquí claramente se vulneran derechos, la organización más refinada de un evento es simple discriminación, nadie puede prohibir o limitar la venta de entradas, aquí el “tu si y tu no” no cuenta y no sirve.