jueves, 6 de octubre de 2011

Vamos fiscalizando

Fiscalizar medidas de seguridad en la minería, que no se roben el agua, fiscalizaron los buses, el uso adecuado de los recursos en colegios subvencionados, fiscalizar la emisión de las industrias, el transantiago, fiscalizar a las ONG, a los que trabajan en el estado y fiscalizar a los que fiscalizan, fiscalizar, fiscalizar, fiscalizar. Un país de fiscalización y vigilancia continua, de verdad se cree que los frescos campean entre nosotros, tan pobre de virtudes estamos que necesitamos vigilancia a todo evento, yo creo que los tipos honestos aun son más, siempre son más.

Por cierto que el modelo económico imperante en Chile establece la competitividad y el individualismo en lugar de la solidaridad – como pilar básico de funcionamiento – cuando este sentir es asumido por las personas se pierde interés en organizarse, por ejemplo cada vez son menos los sindicatos. Este sentimiento de desconfianza y competitividad se vio azuzado también por la propaganda política de a fines de los 90, también ha sido reforzada por los medios cuando se logro internar la delincuencia como bandera de lucha, una victoria conseguida por Joaquín Lavín – en su momento – durante su campaña y Chile se volvió de un momento a otro un país desbordado por cumas, cumas por todas partes y cuando un mensaje así cobra fuerza en la población es de toda lógica que paremos las antenas ante cualquier desconocido.

Sebastián Piñera – como candidato – también la hizo suya y prometió candado para la “puerta giratoria de la delincuencia”, los niveles de confianza son importantísimos, en Chile el nivel de confianza entre personas es bajo – por no decir cero - ¿usted dejaría su bicicleta en la calle sin ponerle cadena y 3 o 4 candados? imposible, esto es importante porque la buena fe es fundamental incluso en los negocios, sin embargo el mensaje catastrófico de la “moralidad social” se traslado a la cosa publica, claro, sabidos son los arreglines de antología, pero la percepción de un estado corrupto también fue utilizada como tema de campaña política. Cuantos honestos no cayeron en el mismo saco, los países que alcanzan los más altos índices de desarrollo son – precisamente – los países en donde la gente confía en los demás y también confían en sus instituciones, los chilenos estamos a la cabeza de América Latina en este ultimo aspecto, lo que si se mantiene bajo – y es muy preocupante – es la escasa credibilidad en los partidos políticos, ahí no somos la excepción, si, finalmente latinoamericanos somos, de ahí venimos y ahí nacimos.

La desconfianza descompone el tejido institucional y degrada la democracia, esa pérdida de credibilidad en la política a sido muy perjudicial porque de otra manera no se generan los consensos para avanzar en materias de fondo, bastante poco hemos hecho para cuidar nuestra democracia y nuestras instituciones, la Concertación hizo su parte, mucho lobby, mucho mirarse el ombligo, operadores titando las manos como locos, igual – lo mismo – la Alianza, ya desde a fines de los 90 la candidatura presidencial de Lavín exploto la idea de que la política era bazofia – pura y dura – y que el, cual paladín, resolvería en forma practica los problemas que la gente bajo una óptica bastante gerencial y consista, “los viejos políticos” decía Lavín – cara dura – como si el no perteneciera a ellos.

La demagogia igual a jugar con fuego, después de denigrar el sistema político la derecha se encuentra en una situación compleja ahora que es gobierno, un estado poco moderno, también hemos visto funcionarios de la actual administración han terminado envuelto en situaciones – por decir lo menos – irregulares. Respecto de programas claves de gobierno como la delincuencia, Piñera tuvo que decir la verdad, esa dolorosa verdad que omitió en su candidatura porque por muy chocante que sea, este fenómeno obedece a causas sistémicas, sin contar también que la delincuencia dinamiza la economía generando inversiones y empleos, es de toda lógica que el reconociendo del presidente genere asombro y malestar – incluyendo a gente de su propio sector –

Cuanto cacarearon con la alta dirección publica, cuanto se hablo de transparentar la información a la ciudadanía, se trabajo en una ley, se suponía que era un avance pero ya existen muchas denuncias al respecto, le paso a la CONFECH, le pidieron al Ministerio de Justicia – dirigido en ese entonces por Felipe Bulnes – que entregara información relativa a los vínculos del entonces Ministro de Educación Joaquín Lavín con la Universidad del Desarrollo y los pelotearon, se les dijo que aquello le correspondía al MINEDUC lo que no es cierto – pero ya aclarado eso – Justicia apelo a un error de tipeo en la presentación de los estudiantes para evitar la entrega, porque en efecto, los muchachos hablaban de esa entidad como derecho publico en vez de derecho privado, demás que todos sabían a que hacían referencia pero esta minucia ayudo a driblar la acción y hasta este minuto aun no reciben.

Cuanto se hablo del voto voluntario, cuanto más de la inscripción automática, del sufragio de los chilenos en el exterior, el retail sabe donde vive usted, pero no lo saben los servicios del estado – fíjese – y este tema es de lo más complicado para la gobernabilidad del país, la lógica transicional, este sistema político rancio, todo eso ya no da más, así las cosas, seria todo ¿no creen?