Se debe tener en cuenta algunas cositas – cuando se habla de separaciones – para evitarse las agarradas de moño, gastos excesivos en juicios y discusiones por plata que siempre es lo peor, entonces nos debemos hacer una pregunta ¿qué chorea a la mujer? bueno, muchas cosas, inmadurez masculina, la rutina y la falta de cariño, pero si algo le chorea cada vez más son los machos – sus maridos – conejitos o pólvora mojada que no consultan con el doctor, todo eso lleva directo a 2 lugares, los cuernos o la separación. A ellos – nosotros – nos molestan otras cosas, temas de lucas, la actitud brujeril, la pinta de mono a cualquier hora, que sapeen, que hostiguen y que lo investiguen todo, que no acepten la individualidad del sujeto, que ellas supongan que son el único motivo de alegría y energía que existe en las vidas de esos pobres cristianos. ¿Su marido anda arriba de los 60 y compro un perro? ¿quizás le dio por la jardinería? pamplinas, lo único que ese hombre hizo fue buscarse un motivo para poder hacerle el quite, cosas que siempre pasan.
“Me gustas cuando callas porque estas como ausente” pero claro, si están como ausentes las extrañamos, y mientras más ausentes, más las echamos de menos, evidente. Los jóvenes de veintitantos se separan de hecho porque se casan menos, después de lo 40, se divorcian, pero hay algo nuevo, el aumento ostensivo de adultos mayores que se separan, lo que revela que al final la única razón de peso para haber vivido bajo un mismo techo haya sido la crianza de los hijos. El año pasado fueron 680 matrimonios arriba de los 70 años, pero hay una cifra negra porque muchos se separan solo de hecho, así que anotar 100 veces, no, 1000 veces, no existe eso de tener la vida hecha, pero sin embargo el 10% pisa el palito de nuevo, lo que significa que la mayoría entiende la lección, es que se deben tener claras las reglas del partido, dicen que el acuerdo de vida en pareja en el fondo es eso, crear una figura de acorde a estos tiempos, algo menos rígido pero que ponga reglas claras desde el comienzo, como puede ser que en esa sociedad conyugal el hombre administre incluso los bienes de ella, ese es el régimen que prevalece por sobre la separación de bienes y participación en los gananciales. Hay otros que retrucan, dicen que en la practica los que se empobrecen son los hombres, que ellos son los que se tienen que echar el pollo de la casa, ya que siempre es ella quien tiene prioridad en la tuición de los hijos, a la larga son ellos quienes tendrán que poner sus pilchas en un bolso piñufla o una bolsa de basura, todo esto – más encima – pato, sin ni uno.
El matrimonio es un contrato, un contrato por sobre todo social y económico, para las elites es aún más descarnado, aquí el sagrado vinculo es visto como una manera de preservar fortuna y punto, por sobre cualquier cosa, y usted, si usted ¿todavía cree que los ricos son felices? El matricidio, es más que eso, es sacrificar, es rendirse, los juristas mexicanos de hecho llaman a los artículos de está ley “capitulaciones” y esa capitulación es una rendición pactada, mucho de esa vida de soltero pasara al olvido, nunca más eso de despertar con la mona – aparte de su esposa – pasar con la yegua echada en la tarde, pelusiar con los amigotes, ponerse el traje de Ultraman los fines de semana, es que con ellas ocurren preferentemente otras cosas.
Esta acendrada idea de que el matrimonio es un eterno paseo por predios verdes, tomados de la mano y deshojando margaritas, todo eso divulgado por teleseries, cantantes huachucheros que dicen lo que ellas quieres oír, y cuentos infantiles donde la felicidad aparece como sentimiento permanente, en Chile solemos caer aplastados por la expectativa. Y mire usted que casarse no es baladí, requiere esfuerzo, de una fuerza extra, de una voluntad especial, eso, hay que sacar todo nuestro poder, la fuerza universal, una fuerza adicional que emane de las tripas. Quizás no es tan mala idea la del matrimonio renovable, al menos parece bastante menos desopilante que ese bono de las bodas de oro, ese por 250 luquitas, con toda seguridad el bono que pasara a la historia como el menos otorgado, ¿quién va durar 50 años casado?, ¿es justo agarrar 125 cachos por nuca ante semejante acto de paciencia y heroísmo?, acaso tan poco premio merece haberlo hecho por la patria durante tantos años y años con el otro, solo 125 lucas por aguantas a una vieja sapa y buena para batir la lengua, ¿se imaginan 50 años zapateando en la misma fonda? no, no, no, yo ya les avise cabrito, no se casen.