La herida no restaña, no se olvida, los magallánicos son gente quitada de bulla – más que el chileno promedio por cierto – pero no son ningunos giles, y les molesta de sobre manera, que al parecer, así lo hayan pensado las autoridades de Santiago. No solo fue el anuncio de disminuir fuertemente el subsidio del gas, fue también la forma de transmitirlo, eso de que “se les acabo la fiesta” o que se intentara volcar al resto del país en contra de ellos, con comparaciones del precio del gas aquí y allá. Después comprendieron que la falta de tino no era algo excepcional en contra de ellos, luego captaron que en realidad es un patrón de conducta del actual gobierno, una tara comunicacional generalizada y recurrente, en cualquier materia, lo que se traduce en esa incapacidad de suavizar con figuras retóricas, esos mensajes relativos a situaciones que impactan directamente en la vida cotidiana de las personas.
No, ellos no olvidan, jamás olvidan, lo que hizo el gobierno en enero fue de una bajeza total, se ignoro ex profeso las dificultades de vivir y hacer patria donde todo es extremo, allá es invierno o es otoño, no hay más, y todo, absolutamente todo es más caro.
Sorprende la identidad de su gente, sorprende el sentimiento de comunidad – algo histórico – un pilar de su cultura que les viene desde que Magallanes es Magallanes, expectantes aguardan la nueva ley que fije el canon tarifario, se suponía que era para septiembre, pero aun no pasa nada, mientras tanto la situación se mantiene en estatus cubo por otros 4 años, pero después que. Existe preocupación, muchos creen que se esta haciendo de todo para destruir ENAP y privatizarla, y eso para ellos es como si privatizaran CODELCO, eso, aseguran, no lo permitirán.
Paralizaron completamente la región, no había nada funcionando, nada, no había nada abierto, ni los kioscos, comercio, no había locomoción, los supermercados fueron bloqueados por los mismos empaquetadores, que en una practica surrealista y común en nuestro país, ellos deben pagar para trabajar. El bloqueo de rutas llego a tal magnitud que se temió por el desabastecimiento, botaron al Ministro de Energía – Ricardo Ranieri - y la Intendenta – Liliana Kusanovic – debió renunciar poco después porqué simplemente no aguanto tanta presión. Sorprende lo bien informado que están los magallánicos, siguen por televisión las discusiones parlamentarias, saben que la empresa privada METANET compra el gas mucho más barato y saben que algunos directivos de ENAP no lograron encontrar gas en las prospecciones realizadas por la empresa estatal, pero después, cuando se pasaron al sector privado encontraron el gas justo, justito – la rajita – donde antes no pudieron.
Los magallánicos son un ejemplo, un referente, acaso fuente de inspiración de muchas comunidades regionales, las que no encuentran respuestas en esa fuerte centralización que existe en Chile, Calama por ejemplo. En Magallanes todos saben cuando hay que salir a la calle y actuar en bloque, fue así desde que era un territorio yermo, gélido, boscoso e inhóspito, concebido casi como un frente pionero que debía poblarse, en principio con población carcelaria, algunos militares castigados y uno que otro aventurero de dudoso pasado. En cuyas simientes suman motines sangrientos hasta que su pueblo comprendió, comprendieron que ayudándose unos con otros podrían dar forma a lo que ahora conocemos como la Republica Independiente de Magallanes.
En este lugar abundan las sociedades de socorros mutuos, un cuerpo de bomberos de lo más añoso – el más viejo del país – Ya calientan motores para el próximo “Punta Arenaso”, el cual se avizora bastante cercano, porqué además también reclaman por el tema educación, los recursos naturales no son eternos y la gente quiere que le enseñen a pescar, todos quieren ser independientes en su merito, aunque a muchos en el resto del país esa idea no les agrade, claro, por más que digan lo contrario.