Muchos rezaron, rezaron a eso que llaman dios, a San Expedito, a Odin y hasta la Tía Yoli – todo servia – porque muchos premonitoriamente le apuntamos, no era tan difícil en todo caso, se sabía que el fin de semana podía ocurrir cualquier cosa. Era un equipo – Copa Davis – que había dado todo lo que podía dar, era el ocaso de un ciclo, ese que acabaría conforme se fuesen extinguiendo sus estrellas, Massu que se debate entre torneos challenger y lesiones ya en los esténtores de su carrera y González – bautizado en sus mejores tiempos como “mano de piedra” – que todavía algo hace, todavía aguanta, pero que va, todos sabemos que ambos ya han tomado ese tren de retorno y es bueno que así se asuma, que así ellos lo asuman. Nos estaría quedando Paúl Capdeville, pero, que sacamos con hablar de el si nunca perteneció a la constelación.
¿Se viene otro periodo negro en el tenis? algunos como el presidente de la actividad en Chile – José Hinzpeter – aseguran que no, que aquí no hay cabida para los pesimistas, que no es necesario rezar tanto porque hay recambio – después de un breve paréntesis – y ojo, que dice que será del bueno. Pero distinta opinión tiene Jaime Filliol – finalista de Copa Davis 1976 – su vaticinio es bastante oscuro, un tiempo largo carente de todos esos destellos a los que nos acostumbraron Ríos, Massu y González, básicamente dice, porque una cosa es brillar a nivel juvenil y otra muy diferente es descollar como profesional. Otros dicen que existe un buen trabajo de base, muchos aseguran que es todo al revés, sabido es que el peso – monetario – de muchos tenistas recae en la familia y esto desalienta a cualquiera, costear el gustito de un cabro chico que quiere jugar tenis es bastante caro para el común de las familias en nuestro país, otra cosa es que los tiempos han cambiado y los niñitos – en su gran mayoría – prefieren cultivar las charchas jugando Play Station, X-Box, Wii y hasta Atari que practicar un deporte de manera regular, por eso muchos a los 13 años tienen así el tremendo zapallo, para que andamos con cuestiones.
El diagnostico apunta a la poca masividad que alcanzo el tenis pese a los notables ejemplos que genero para inspirar a los más jóvenes, a ver, esto es igual que el galán que se va de fiesta, mientras más minas engrupa, más posibilidades tendrá de agarrar algo, pasaría lo mismo con el tenis, claro, a mayor numero de enanos jugando, más posibilidades tendríamos de encontrar nuevas figuras. Clarito, simple estadística, eso era y eso no paso, la mano se ve cada vez más difícil así que resignación, aquí fallo todo, dirigentes, jugadores, presidente de asociaciones, políticas de deporte, fallo absolutamente todo, por eso solo nos queda esperar que aparezca otro mesías con raqueta para revivir nuestro alicaído tenis nacional.
Si pensamos en positivo, incluso las potencias más grandes del tenis mundial han tenido sus malas rachas, aquí tenemos tradición, desde Anita Lizana que gano el torneo que años más tarde paso a llamarse US. Open y fue la mujer tenista más destacada de todo el mundo en su tiempo, que decir de Luís Alberto Ayala, siempre entreverado para ser el mejor de los mejores en cualquier ranking que se haga sobre este deporte y así podríamos contar a varios tenistas “súper clase”, también buenos y también collereros, Hans Gildemeister, Ricardo Acuña, Belus Prajoux, Jaime Filliol, Patricio Cornejo, Pedro Rebolledo y Sergio Cortes. Aunque bueno, también hemos tenido de los otros, igual nos a tocado bailar con la fea, recordemos que Chile en la década de los 80 llego a estar en la zona americana 2 – algo así como tercera división – enfrentando a exóticos países caribeños, de esos más conocidos por sus playas o por ser paraísos fiscales.
No, no puedo ser tan tan tan positivo, en lo sucesivo se vienen años negros, años malos, pero como decía Pier de Coubertin: “es más importante competir que ganar”, mentira, las pelotas. Hablando en serio, el tenis chileno ha pasado por periodos mucho más bochornosos que jugar contra países desconocidos, el numerito de los sillazos que se mandaron los curagüillas en el duelo contra Argentina disputado hace más de 10 años, algo así como el “maracanazo” del tenis chileno. Pero vamos, vamos, pongan su fe a disposición, vamos con Jorge Aguilar, Hermes Gamonal, Robinsón Ureta y Juan Pablo Peirolo en el alma y en el corazón, vamos como siempre, vamos por volver a subir de categoría, vamos Chile mierda.