jueves, 10 de septiembre de 2009

De cuando tan buenos ...

Como ya dije, la jornada de ayer no pudo ser perfecta ya que Chile perdió ante el mejor equipo del planeta. Fue extraño ver la cara de mis amigos y otras personas que se encontraban en el mismo lugar que yo al momento que el juez uruguayo Larrionda – que estuvo ahí no mas – marco el pitazo final.

Rostros de desazón y hasta de amargura, parecía un funeral y yo me pregunto ¿de cuando tan ganadores?, habían algunos que aparecen sólo cuando juega la selección, quedaron “tan decepcionados” por el empate frente a Venezuela y la derrota que acababan de presenciar. Supongo que es gente acostumbrada a los triunfos, de paladar y mirada ganadora, gente que a alzado trofeos, que han recibido medallas, que alguna vez
– al menos – han sentido lo que es estar en lo más alto del podio.

No se quien les dijo que Chile tenia garantizada la victoria. Creo que su enojo radico en que ya no se podía hacer la fiesta – con antelación planeada – ni podrían ir a Plaza Italia a causar los desmanes de costumbre. Que pena, tanto esfuerzo que hicieron (poner pintura en su cara, encender el carbón, las ensaladas, el copete y hasta gritar ceachei) para que la selección tuviera la patudes – según ellos - de
“no lograr un buen resultado”.

Qué manera de no entender el fútbol estos cabros – yo algo entiendo – ya que uno de mis hermanos es futbolista. Siempre – en todo partido – existirán detalles, claves del juego, rendimientos hombre por hombre y hasta factores que escapan de lo netamente relacionado con la pelotita. Es así no mas, si un crack te la pone en el ángulo, si equivocas un pase, si el arquero se come un par de goles, todo esto pertenece al deporte más hermoso del mundo. Yo que acostumbro ir a los estadios, se que en esos 90 minutos de emoción puede suceder cualquier cosa. Por eso me resulta tan ajeno y extraño que ahora nos creamos los mejores del mundo y supongamos que ganar es una costumbre. ¿En verdad? No es una costumbre que nos identifique. Creo que mejor seria comenzar a llenar galerías domingo a domingo, esa si que seria una buena costumbre. Cuenta mi padre que hace 20 años los estadios se llenaban siempre, jugara quien jugara.

Da pena ver que en Chile este deporte que mueve multitudes es sólo una excusa para desquitarnos de nuestros problemas, putear por putear, comer y chupar como locos.