Hace ya algún tiempo – un par de meses – se inauguro algo que yo llamo “promiscuidad política”, solo hay que fijarse en el verdadero enredo electoral que tendremos este año. Por ejemplo, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) tiene como candidato a Adolfo Zaldivar pero hace negocios con el partido que se ubica en Iquique del ex alcalde Jorge Soria que apoya a Eduardo Frei. Además el PRI esta fraguando un negocio con el MAS (Partido Amplio Social) que lleva a su vez de candidato a Alejandro Navarro, además el Juntos Podemos acepto una alianza con la Concertación para el pacto contra la exclusión.
Si nos fijamos en la suma las listas parlamentarias ya no tienen directa relación con un candidato presidencial – lo que es muy extraño – si no, cada uno se apega a quien pueda – a quien le convenga – para hacer una alianza sin ninguna idea común, sin tener acuerdos de largo plazo de gobernabilidad, sin comprometerse a nada. Son simplemente acuerdos en el mejor de los casos “tácitos” como el que podría haber entre la Concertación y el Juntos Podemos para en segunda vuelta - hipotéticamente – apoyar a Frei, el Partido Comunista lo a insinuado claramente – con un descaro que asusta – y la Democracia Cristiana también.
En general tengo la sensación de que aquel tipo de hacer política que se inauguro en 1999 cuando Joaquín Lavin se desliga de las ideologías y dice que el es un “hacedor” y como el nombre lo dice, comenzó a hacer cosas que no tenían ningún orden, ninguna arquitectura, ni una imagen país o una visión estratégica, absolutamente nada. Como ven esto no tiene ningún sentido mas que el de acceder por otro mecanismo – inútil bajo mi lupa – para obtener mayores cuotas de poder y lamentablemente este “estilo” se instalo en la política chilena, se legitimo y es mas, hoy a nadie le llama tan si quiera la atención.
Todo lo anterior era impensable en el diseño del viejo Chile republicano, donde los candidatos intentaban representar ideas y muy por el contrario – de lo que ocurre en estos días – muchas veces el candidato no era tan importante como la coalición que le brindaba su apoyo y la propuesta de gobernabilidad que tenían. Ahora es simplemente figura, imagen, televisión y esto mismo pasa también en otros lugares, es la política sin sentido, sin formar, sin visión de país.
Es extraño esto que esta pasando pero demuestra el agotamiento de una etapa, de un país que hizo una transición que tiene sus críticos, como también fervorosos adherentes, con esa generación que “ya cumplió” con la tarea y que hoy por hoy parecen no tenerlas en un nuevo siglo, en una nueva época. Con una nueva camada que prefiere mantener distancia ante todo lo que es política, poder y asuntos compartidos, que se mantiene escéptica y por lo tanto llegamos a esta tierra extraña, tierra de nadie… donde todo es posible por el poder.
Si nos fijamos en la suma las listas parlamentarias ya no tienen directa relación con un candidato presidencial – lo que es muy extraño – si no, cada uno se apega a quien pueda – a quien le convenga – para hacer una alianza sin ninguna idea común, sin tener acuerdos de largo plazo de gobernabilidad, sin comprometerse a nada. Son simplemente acuerdos en el mejor de los casos “tácitos” como el que podría haber entre la Concertación y el Juntos Podemos para en segunda vuelta - hipotéticamente – apoyar a Frei, el Partido Comunista lo a insinuado claramente – con un descaro que asusta – y la Democracia Cristiana también.
En general tengo la sensación de que aquel tipo de hacer política que se inauguro en 1999 cuando Joaquín Lavin se desliga de las ideologías y dice que el es un “hacedor” y como el nombre lo dice, comenzó a hacer cosas que no tenían ningún orden, ninguna arquitectura, ni una imagen país o una visión estratégica, absolutamente nada. Como ven esto no tiene ningún sentido mas que el de acceder por otro mecanismo – inútil bajo mi lupa – para obtener mayores cuotas de poder y lamentablemente este “estilo” se instalo en la política chilena, se legitimo y es mas, hoy a nadie le llama tan si quiera la atención.
Todo lo anterior era impensable en el diseño del viejo Chile republicano, donde los candidatos intentaban representar ideas y muy por el contrario – de lo que ocurre en estos días – muchas veces el candidato no era tan importante como la coalición que le brindaba su apoyo y la propuesta de gobernabilidad que tenían. Ahora es simplemente figura, imagen, televisión y esto mismo pasa también en otros lugares, es la política sin sentido, sin formar, sin visión de país.
Es extraño esto que esta pasando pero demuestra el agotamiento de una etapa, de un país que hizo una transición que tiene sus críticos, como también fervorosos adherentes, con esa generación que “ya cumplió” con la tarea y que hoy por hoy parecen no tenerlas en un nuevo siglo, en una nueva época. Con una nueva camada que prefiere mantener distancia ante todo lo que es política, poder y asuntos compartidos, que se mantiene escéptica y por lo tanto llegamos a esta tierra extraña, tierra de nadie… donde todo es posible por el poder.