Si, es cierto, el pasado todavía genera división y desencuentros pero después de escuchar el discurso de hoy – totalmente fuera de lugar – de la señora presidenta me permito un matiz, esa visión que trato de poner en el tapete con sus palabra de que hay 2 chiles calza mas en los libros de historia y en generaciones anteriores como la de ella.
Las nuevas generaciones – dentro de las que yo me incluyo – cada vez miramos estas rencillas de la década del 70 y un poco antes de una manera casi ajena, casi como una lucha entre Carreristas y O´higginistas o Balmacedistas y Opositores, exagerando el punto claro. Digo casi, porque a pesar que muchos de nosotros no vivimos esa época, algunos son hijos de… o cercanos a… como otros solo somos meros espectadores de lo que ocurrió aquel 11 de septiembre.
De todos modos y haciendo una mirada global creo que las nuevas generaciones no tenemos ese trauma – que es natural que muchos tengan todavía – y las que si, por suerte aun los tienen ya que es lo natural, las fracturas se curan con el tiempo y no se a descubierto nada mas eficiente para este mal. Pero no nos confundamos – ni nos dejemos confundir – con las noticias de los días 11, que cada vez mas se enmarcan dentro de paginas policiales – que de historia como debiese ser – de lumpen, de desadaptados o de “anti sistemas” que han encontrado esta fecha ideal para generar sustos, meter vías anormales y hasta porque no – me permito pensarlo – tener un carrete y dejar la grande.
Volviendo al tema central iré un poco mas aya, tratare de ser optimista y mirare la mitad del vaso lleno, que puede ser una realidad también. Veo que ya despuntan mentes mas lucidas capaces de descubrir lo bueno en ambos lados – izquierda y derecha – y también lo malo de ese país que hoy la presidenta de – ojo – todos los chilenos intenta dividir. Gente de izquierda que es capaz de valorar la enorme modernización que se alcanzo en el periodo de dictadura, claro esta separando los horrores de las violaciones a los derechos humanos. Y otros somos capaces de ver la dignidad que mantuvo el presidente Allende a pesar de quebrar al país, dividirlo y sumirlo en una situación de lucha, la cual lamentablemente seguiremos viviendo de generación en generación.
Las nuevas generaciones – dentro de las que yo me incluyo – cada vez miramos estas rencillas de la década del 70 y un poco antes de una manera casi ajena, casi como una lucha entre Carreristas y O´higginistas o Balmacedistas y Opositores, exagerando el punto claro. Digo casi, porque a pesar que muchos de nosotros no vivimos esa época, algunos son hijos de… o cercanos a… como otros solo somos meros espectadores de lo que ocurrió aquel 11 de septiembre.
De todos modos y haciendo una mirada global creo que las nuevas generaciones no tenemos ese trauma – que es natural que muchos tengan todavía – y las que si, por suerte aun los tienen ya que es lo natural, las fracturas se curan con el tiempo y no se a descubierto nada mas eficiente para este mal. Pero no nos confundamos – ni nos dejemos confundir – con las noticias de los días 11, que cada vez mas se enmarcan dentro de paginas policiales – que de historia como debiese ser – de lumpen, de desadaptados o de “anti sistemas” que han encontrado esta fecha ideal para generar sustos, meter vías anormales y hasta porque no – me permito pensarlo – tener un carrete y dejar la grande.
Volviendo al tema central iré un poco mas aya, tratare de ser optimista y mirare la mitad del vaso lleno, que puede ser una realidad también. Veo que ya despuntan mentes mas lucidas capaces de descubrir lo bueno en ambos lados – izquierda y derecha – y también lo malo de ese país que hoy la presidenta de – ojo – todos los chilenos intenta dividir. Gente de izquierda que es capaz de valorar la enorme modernización que se alcanzo en el periodo de dictadura, claro esta separando los horrores de las violaciones a los derechos humanos. Y otros somos capaces de ver la dignidad que mantuvo el presidente Allende a pesar de quebrar al país, dividirlo y sumirlo en una situación de lucha, la cual lamentablemente seguiremos viviendo de generación en generación.