Al terminar la segunda guerra mundial Alemania fue dividida por las potencias victoriosas, al igual que Berlín, la situación de la capital era complicada porque se encontraba en el área bajo control soviético. El auge capitalista fue explosivo y Alemania Oriental vio como millones de sus habitantes huían a Berlín Occidental y a la republica federal.
Desesperados antes la sangría humana, jefes comunistas ordenaron en 1961 levantar lo que llamaron “muro de protección anti-fascista”. Algunos saltaron el muro y otros fueron asesinados en el intento pero Alemania Oriental empezó a desarrollarse, transformándose en una de las economías comunistas más fuertes, aunque con baja prosperidad en comparación con occidente.
A fines de los 80, el sistema comunista se agrietaba política y económicamente, en las grandes ciudades de Alemania comunista la gente empezó a exigir la libertad al grito de “demostrieren, degradieren, reformieren”. La policía secreta – la temida Geheime Staatspolizei – trato de controlar la ola libertaria, pero la gente ya habia perdido el miedo y en su cara le gritaban a los agentes de la dictadura “stasi raus” – fuera todos –
Hungría abrió su frontera con Austria y miles de alemanes orientales viajaron a ese país para instalarse en Alemania Federal, otros simplemente se asilaron en las embajadas de esta Alemania. El muro de Berlín perdía su sentido y las fuerzas democráticas se apoderaban de las calles. El 9 de noviembre de 1989 se anuncio la eliminación de todas las restricciones para viajar, la gente podía cruzar el muro esa misma noche, parecía algo increíble, pero cierto.
Los occidentales recibían a sus compratiotas cantándoles “un día tan maravilloso como este”. Los palmoteaban, sacudían alegremente los autitos, les obsequiaban pasteles, plátanos y vino caliente. Ya no habia vuelta atrás, el triunfo del capitalismo democrático era total, pese a la secreta oposición de Gran Bretaña y Francia – ambas reacias a una Alemania fuerte – la unificación se acelero.
Todo indica que la reunificación alemana en democracia, paz y libertad ha vencido hasta ahora los fantasmas del pasado. Lo que resta del muro es hoy una galería de arte al aire libre, en una ciudad que hoy se apresta a recordar, a recordar ese día maravilloso que nunca se podrá olvidar, el día en que cayo el muro.
Desesperados antes la sangría humana, jefes comunistas ordenaron en 1961 levantar lo que llamaron “muro de protección anti-fascista”. Algunos saltaron el muro y otros fueron asesinados en el intento pero Alemania Oriental empezó a desarrollarse, transformándose en una de las economías comunistas más fuertes, aunque con baja prosperidad en comparación con occidente.
A fines de los 80, el sistema comunista se agrietaba política y económicamente, en las grandes ciudades de Alemania comunista la gente empezó a exigir la libertad al grito de “demostrieren, degradieren, reformieren”. La policía secreta – la temida Geheime Staatspolizei – trato de controlar la ola libertaria, pero la gente ya habia perdido el miedo y en su cara le gritaban a los agentes de la dictadura “stasi raus” – fuera todos –
Hungría abrió su frontera con Austria y miles de alemanes orientales viajaron a ese país para instalarse en Alemania Federal, otros simplemente se asilaron en las embajadas de esta Alemania. El muro de Berlín perdía su sentido y las fuerzas democráticas se apoderaban de las calles. El 9 de noviembre de 1989 se anuncio la eliminación de todas las restricciones para viajar, la gente podía cruzar el muro esa misma noche, parecía algo increíble, pero cierto.
Los occidentales recibían a sus compratiotas cantándoles “un día tan maravilloso como este”. Los palmoteaban, sacudían alegremente los autitos, les obsequiaban pasteles, plátanos y vino caliente. Ya no habia vuelta atrás, el triunfo del capitalismo democrático era total, pese a la secreta oposición de Gran Bretaña y Francia – ambas reacias a una Alemania fuerte – la unificación se acelero.
Todo indica que la reunificación alemana en democracia, paz y libertad ha vencido hasta ahora los fantasmas del pasado. Lo que resta del muro es hoy una galería de arte al aire libre, en una ciudad que hoy se apresta a recordar, a recordar ese día maravilloso que nunca se podrá olvidar, el día en que cayo el muro.